¿Es la predestinación una doctrina bíblica? Un enfoque desde la teología bíblica

¿Es la predestinación una doctrina bíblica?
El eterno debate entre calvinistas y arminianos
Un enfoque desde la teología bíblica
Las posibles respuestas a la pregunta que titula este estudio son:

A) Sí ¿Por qué? 
B) No ¿Por qué? 
C) A y B son correctas ¿Por qué?

La respuesta correcta es la opción “C” que “A” y “B” son correctas. ¿Cómo? ¿Por qué? Simplemente porque no es verdad que la Biblia en su totalidad demuestre que los autores de la misma hayan tenido una postura uniforme al respecto.

Ahora bien, ya que este tema ha originado grandes discusiones en la historia de la fe cristiana, así como ha venido a ser la razón de división entre cristianos, me propongo hacer una presentación y enfoque de este tema lo más objetiva y desapasionadamente posible.

Creo que una manera adecuada de abordar este tema es considerando tres enfoques: El de la teología bíblica (AT y NT), el de la historia y el de la teología sistemática. De todos modos, y al margen de la conclusión a la que lleguemos, quiero afirmar que tomar una postura diferente en este tema no debe ser razón para alimentar prejuicios y sospechas negativas entre comunidades que profesan la misma fe en Cristo. Este es precisamente uno de los temas en los cuales tenemos que enfatizar la necesidad de hacer un esfuerzo por comprender la unidad en la diversidad, la diversidad en la unidad, y que la unidad no implica, no supone una estricta uniformidad.

Ahora bien, esto no lo digo por ser diplomático o evitar prejuicios contra mí mismo, sino porque ya se ha reconocido en el marco de los estudios bíblicos especializados, que el AT y el NT no profesan una teología uniforme, sino por el contrario, una diversidad de teologías, y toda una variedad de perspectivas teológicas. Por esta razón es que en el plano de la teología bíblica hay que hablar más bien de “teologías” en plural.

Un consejo que debemos tener en cuenta es que al margen de la posición que asuma nuestra teología sistemática (la posición conciliar e institucional), se impone como ideal que seamos lo más justos y objetivos que podamos al evaluar la evidencia bíblica e histórica, y dejar, en consecuencia, que estas iluminen y moderen nuestra teología institucional.

De entrada, quiero puntualizar que la idea de predestinación que vamos a considerar es estrictamente la que tiene que ver con la salvación, aunque ésta, obviamente, tiene su impacto en el papel que se le asigne a un pueblo, comunidad o persona en el marco de los más amplios alcances de la misión y el proyecto redentor de Dios.

La doctrina explicada a la luz de la teología sistemática:

La predestinación, teológicamente hablando, consiste en que Dios, de manera soberana y libre, ha escogido a ciertas personas para otorgarle la salvación (aun antes de que estas personas vengan a la existencia), aunque la persona no tenga los méritos para merecerla, ni por sí mismo pueda hacer algo para adquirirla. Dios da la salvación al que él quiera. Dios da la salvación por medio de Cristo al que él haya escogido.

¿Qué implicaciones tiene esta concepción de la predestinación?

1. Que la salvación no depende del ser humano.

2. Que el ser humano no tiene la capacidad natural de apropiarse por sí mismo de la salvación.

3. Que si Dios no actuara en el corazón del ser humano, éste no pudiera dar el paso y corresponder a la iniciativa divina para su salvación.

4. Que Dios es el que otorga la salvación de manera gratuita.

5. Que Dios no sólo otorga la salvación, sino que él mismo crea también las condiciones y provee los medios de gracia para que el ser humano escogido pueda apropiarse de la misma.

6. Que Jesucristo no murió por todos los pecadores, sino por todos los escogidos.

7. Que el ser humano que Dios ha escogido, tarde que temprano será doblegado por la acción del Espíritu Santo y lo convencerá de pecado y actuará en su vida de manera que lo capacitará para apropiarse de la salvación.

8. Que los escogidos no pueden perder la salvación, pues el Espíritu Santo actuará eficientemente en los escogidos para hacer que estos perseveren a pesar de sus debilidades. De ahí la expresión: “Salvos siempre salvos” (considérese a Marcos 4.8, 20; Mateo 13.8, 23; Lucas 8.8, 15; Filipenses 1.6).

Existen los que en contra de esta postura (pero que ante la innegable existencia de dicha palabra en el vocabulario bíblico) hablan de una elección o predestinación condicional, pero obviamente, esta concepción más bien es una negación de la predestinación, ya que la postura tradicional e histórica no habla de una predestinación potencial o probable, sino de una real y efectiva. Para mí las opciones son simplemente dos: O se acepta que hay real y efectivamente predestinación o se asume simplemente que no hay.

I. La experiencia de la historia del cristianismo:

A finales del siglo IV y a principios del siglo V, dos líderes y pensadores de la iglesia tuvieron posiciones encontradas sobre este tema.

Agustín de Hipona (354-430) sostuvo que la gracias de Dios era el elemento indispensable para la conversión del ser humano a Dios, para evitar el pecado y para la perseverancia final. También describió esta gracia como una de la cual el ser humano no podría rechazar si era expuesto a ella. En este enfoque desarrolla la idea de la predestinación como baluarte del otorgamiento de esta gracias inmerecida. La postura de Agustín tenía como telón de fondo la situación triste en la que se concibe al ser humano por los efectos del pecado original.

La posición contraria a la de Agustín la representó Pelagio, nacido en Bretaña también en el año 354 d.C. (murió alrededor del 420 d.C.). El Diccionario de patrística de la editorial Verbo Divino, resume la posición de Pelagio en los siguientes términos: “…Pelagio se declara creyente en una predestinación que deriva de los merecimientos derivados de la observancia de los preceptos divinos con la libertad personal que hay en la naturaleza humana. Dios predestina para salvación a los que sabe que obedecerán, a los que conoce que soportarán sin desfallecer todos los sufrimientos que les puedan venir por ser fieles cristianos” (página 168).

Es oportuno decir que la posición representada por Pelagio fue condenada y rechazada en el concilio de Constantinopla I del 381 d.C., en el Concilio de Cartago del 418 d.C. y el Concilio de Éfeso del 431 d.C., aunque también es cierto que la cristiandad no adoptó del todo la postura de Agustín.

Luego entre los siglos XVI y XVII, volvemos a ser testigos prácticamente del mismo conflicto que involucró Agustín y Pelagio entre los siglos IV y V. Ahora los protagonistas son: Los seguidores de Juan Calvino (1509-1564) y Jacobo Arminio (1560-1609), luego, entre los seguidores de ambos teólogos.

Podemos decir que esta vez la corriente de Agustín estuvo representada por los seguidores de Juan Calvino, mientras que la posición de Pelagio estuvo encarnada por Jacobo Arminio, teólogo holandés. Tanto la postura de los Calvinistas como la de Jacobo Arminio tradicionalmente se han presentado en unos llamados cinco puntos.

A continuación, un resumen de los llamados “cinco puntos del Calvinismo”

1) Depravación total: El ser humano ha sido afectado por el pecado en todo su ser, y está incapacitado para apropiarse por sí mismo de la salvación. Su designio natural es hacia el mal. La salvación es por completo una obra de Dios.

2) Elección incondicional: Elección divina hecha sin considerar cualquier cosa intrínseca en el ser humano.

3) Expiación limitada: Jesús muere sólo por los elegidos (escogidos).

4) Gracia irresistible: El ser humano que es escogido por Dios es traído invenciblemente a Cristo.

5) Perseverancia de los santos: El Espíritu Santo obra en los escogidos de una manera tal que los capacita para perseverar a pesar de las vicisitudes de la vida.

A continuación, un resumen de los llamados “cinco puntos del Arminianismo”

1) La predestinación es condicional: Depende de la respuesta de la persona basándose en el reconocimiento de Dios

2) Expiación universal: Cristo murió por todas las personas, pero sólo los creyentes se salvan.

3) El ser humano necesita la ayuda divina: Una persona no tiene la capacidad para creer y necesita la gracia de Dios.

4) Esta gracia es resistible: El ser humano puede rechazar la acción de esta gracia en su vida.

5) Perseverancia condicional: Si todos los regenerados perseverarán o no requiere más investigación.

Otra forma de presentar los “cinco puntos del Arminianismo” es:

1. Elección Condicional—En vez de elegir arbitrariamente quiénes serán salvos y quiénes serán condenados, Dios permite que el hombre participe en su propia elección. La condición de la elección es la fe: la respuesta positiva a la gracia que Dios ofrece.

2. Expiación Universal—Cristo murió por todos, no sólo por los electos.

3. Incapacidad Natural—El pecado ha afectado el ser humano a tal grado que aparte de la gracia divina, es incapaz de obrar el bien.

4. Gracia Preventiva—La gracia opera a favor de cada persona, aun antes de que se dé cuenta de su necesidad. El ser humano puede resistir o rechazar esa gracia.

5. Perseverancia Condicional—Dios provee gracia suficiente para vencer cualquier tentación, pero por resistencia o negligencia, el hombre puede perder el beneficio de la gracia y perecer eternamente (Wynkoop, «Bases teológicas de Arminio y Wesley» página 61).

II. Las tendencias resultantes a partir de los siglos XVI y XVII:

A partir de lo ocurrido entre los siglos XVI y XVII, con el enfrentamiento entre los seguidores de Calvino y los seguidores de Arminio, tenemos dos fuertes tendencias que marcan la teología protestante:

Por un lado está la llamada Teología Reformada, que es la que identifica a la Iglesia Cristiana Reformada, la Iglesia Reformada en América, las iglesias presbiterianas, etc. Estas iglesias, aunque quizás con algunas diferencias, se identifican con los llamados “Cinco puntos del calvinismo. Por otro lado tenemos toda una variedad de iglesias que se identifican con los “Cinco puntos del arminianismo”.

Por otro lado, hay que reconocer que también existen iglesias y congregaciones que aunque no asuman por completo la teología Calvinista o Reformada, sí adoptan la postura de la Teología Reformada en lo relativo a la doctrina de la salvación. En otras palabras, hay grupos que aunque no se definen como calvinistas, sí asumen la postura del calvinismo en cuanto a la explicación y aplicación de la salvación. Entre estas podemos mencionar iglesias bautistas, los templos bíblicos, etc.

Finalmente están los grupos que se identifican con la postura de Jacobo Arminio y con sus críticas a la teología de los grupos calvinistas. Muchos de estos grupos se identifican simplemente como “arminianos”, otros se identifican también como “aminio-wesleyanos”. Dentro de esta corriente se encuentra situada la mayoría de los grupos pentecostales (sino todos), la iglesia del Nazareno, los grupos metodistas, etc. Es interesante el hecho de que la “teología católica”, en este punto, concuerda más con el arminianismo que con el calvinismo.

III. Consideremos ahora, la perspectiva bíblica sobre este asunto:

El enfoque de la Teología Bíblica:

¿Provee el Antiguo Testamento alguna evidencia contundente y decisiva sobre la idea de la predestinación?

Considérese: Deuteronomio 4.37; 7.6; 10.15; 14.2; 26.18; 1 Crónicas 28.4-8; Salmo 135.4.

¿Provee el Nuevo Testamento alguna evidencia contundente y decisiva sobre la predestinación? ¿Existen pruebas bíblicas de la perdida del libre albedrío? Considérese: Génesis 6.5; Salmo 14.1-3; 53.1-3; Romanos 3.9-12; 8.7

¿Existen pruebas bíblicas de la iniciativa divina para la salvación?

Considérese: Hechos 16.13, 14 (a pesar de Hechos 8.36, 37); Juan 16.6-10; Filipenses 2.13
¿Tenía Jesús una concepción que llamaríamos hoy “calvinista” o “arminiana” en cuanto a la salvación?

Por la evidencia de los evangelios, podemos decir que la postura de Jesús se acerca más al punto de vista calvinista (aunque es preciso insistir en el hecho de que Jesús no fue ni calvinista ni arminiano), considérese y léase con detenimiento los siguientes pasajes: Mateo 24.22; Marcos 13.20; Lucas 18.7; Juan 6.37, 39, 44.

¿Cuáles son los autores bíblicos que pueden citarse como apoyo a la doctrina de la predestinación?

Pablo (Romanos y Efesios) ¿Tenía Pablo una concepción Calvinista o Arminiana de la salvación?
¿Qué dicen los sinópticos, cuál es su perspectiva, qué aportes hacen en esta discusión?
Los sinópticos dan muestras de favorecer tanto la postura calvinista como la arminiana.

 Considérese:

Con relación al evangelio de Mateo:

Mateo 28.19 (a favor de la postura arminiana) y Mateo 24.22, 24, 31 (a favor de la postura calvinista).

Con relación al evangelio de Marcos: Marcos 16.15, 16 (a favor de la postura arminiana) y Marcos 13.20, 22, 27 (a favor de la postura calvinista).

Con relación al evangelio de Marcos tenemos que admitir, asumiendo los resultados de la Crítica textual respecto al final de Marcos en el capítulo 16.8, que aquí la postura arminiana sufre una leve pérdida.

Respecto del evangelio de Lucas (y autor de la serie Lucas-Hechos): Lucas 19.10 (a favor de la postura arminiana), y Lucas 18.7 (a favor de la postura calvinista); y Hechos 2.47 (a favor de la postura calvinista).

Con relación al cuarto evangelio, el evangelio de Juan, cabe preguntarse: ¿Tenía el autor del cuarto evangelio una concepción calvinista o arminiana de la salvación?

Tal y como vimos en los evangelios sinópticos, también en el evangelio de Juan hallamos bases tanto para la postura arminiana como para la calvinista. De todos modos, en honor a la verdad, tenemos que reconocer que el evangelio de Juan favorece notablemente la soteriología calvinista.

En lo que compete a la soteriología arminiana en este evangelio, pienso que un recurso al que sin duda habrán de apelar los arminianos es al conocidísimo pasaje de Juan 3.16-19.

Los calvinistas, por su parte y, con seguridad, apelarán a los siguientes pasajes del mismo cuarto evangelio: Juan 6.37, 39, 44, 65; 13.18; 14. 6; 15.16; 16:8; 17. 9, 11, 12 (compárese 13:10, 11, 18; 15:16).

Conclusiones soteriológicas a la luz del cuarto evangelio:

1. Fuera de Cristo no hay salvación.

2. Jesucristo es la única vía de acceso al Padre.

3. Ninguna persona viene a Jesucristo, si el Padre no la trajere.

3. Ninguna persona habrá de creer en Cristo, si el Espíritu Santo no la capacitare para tal fin.

5. Ninguna persona de las escogidas se perderá. El mismo Jesús afirma que esa es la voluntad del Padre (6:39, 44).

6. En consecuencia, la frase “para que todo aquel que cree en él no se pierda” (capitulo 3:16), debe interpretarse teniendo en cuenta la perspectiva del capitulo 6:37, “todo el que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene yo no le hecho fuera” (véase también el 6:44).

7. En su famosa oración del capitulo 17, Jesús no ora por el mundo, sino por los que le había dado el Padre, presente y futuro (17: 9, 20).

Pasemos ahora a las cartas o epístolas.

Consideremos en primer lugar a Romanos y Efesios.

Romanos. Por un lado, Romanos 1.16, y 10.13 favorecen la postura arminiana. Pero Romanos 8.7, 28-39; 9.9-29 favorecen la postura calvinista.

Efesios. Por un lado, Efesios 6.7-9 favorece la postura arminiana, pero Efesios 1.3-14; 2.8-10 favorece la postura calvinista.

1 Corintios. Aunque el aporte de esta carta en esta discusión es muy poco, hay pistas que parecen inclinarla a favor de la postura calvinista, véase: 1.26-31.

2 Corintios. Aunque el aporte de esta carta en esta discusión es muy poco, hay pistas que la inclinan a favor de la postura Arminiana, véase: 5.14, 15. Estos versículos parecen ir en contra de una muerte de Cristo sólo por los escogidos.

Gálatas. Aunque el aporte de esta carta en esta discusión también es muy poco, hay pistas que la sitúan a favor de la posición calvinista, véase: 1.11-16.

Filipenses. Esta carta tampoco es muy relevante en la discusión que nos ocupa, pero hay pistas que la inclinan a favor de la postura calvinista, véase: 1.3-6.

Colosenses. Esta es otra carta que aporta muy poco en esta discusión, pero hay pistas que la sitúan a favor de la soteriología calvinista, véase: 3.3, 12.

1 Tesalonicenses. En esta discusión el aporte de esta carta es poco significativo; sin embargo, las pistas la inclinan a favor de la postura calvinista, véase: 1.2-4.

2 Tesalonicenses. Esta carta tampoco aporta mucho a esta discusión, pero hay pistas que la sitúan a favor de la soteriología calvinista, véase: 2.13; 3.3.

1 Timoteo. Esta es otra carta que aporta muy poco en esta discusión, pero hay pistas que la inclinan a favor de la soteriología arminiana, véase: 1.15, 16; 2.3-6. Estos versículos se muestran contrarios a la idea calvinista de una muerte de Cristo sólo por los escogidos (expiación limitada).

2 Timoteo. El aporte de esta carta en esta discusión también es poco significativo, pero las pistas la inclinan a favor de la postura calvinista, véase: 1.7-12; 2.10.

Tito. Esta es otra carta que aporta muy poco a esta discusión, pero lo que ofrece, sin duda, favorece la postura calvinista, véase: 1.1 y 2; 3.5.

Filemón. Esta carta, por su naturaleza, no aporta nada a esta discusión.

Ahora bien, ¿Qué dicen las epístolas generales?

Hebreos: Favorece la postura Arminiana: 6.4-6

Santiago: A pesar del 5.19-20, no es relevante en esta discusión. De todos modos, lo cierto es que dependiendo de cómo se interpreten algunos factores, es posible que tanto calvinistas como arminianos procuren ver en el pasaje citado, un argumento a favor de su postura.

El autor de 1 Pedro ofrece apoyo a la soteriología calvinista, véase 1 Pedro 2.9; y 5.13.

El autor de 2 Pedro se muestra ambivalente: Por un lado parece dar apoyo a la postura calvinista (2 Pedro 1.10); pero también, por otro lado, ofrece pistas para la postura arminiana (2 Pedro 3.9).

Ahora bien, para ser consistente, no puedo negar que el pasaje de 2 Pedro 1.10 (al cual podrían apelar los calvinistas a favor de su posición), en verdad muy bien podría ser utilizado por los arminianos (y pienso que con mejor fortuna) a favor de posición.

1 Juan: A pesar de su énfasis practico como Santiago, muestra una actitud ambigua: por un lado parece dar apoyo a la postura Calvinista (2.19; 4:15) y por otro lado favorece la postura Arminiana (5.1, 10)

2 Juan: No es relevante en esta discusión.

3 Juan: Tampoco es relevante en esta discusión.

Judas: A pesar del versículo 3, no es relevante en esta discusión. Sin embargo, para ser consistente, es preciso decir que el versículo 4 podría ser muy bien utilizado por los calvinistas a favor de su soteriología.

Apocalipsis. En Apocalipsis tenemos una situación difusa: Por un lado, existe la probabilidad de que la postura calvinista encuentre apoyo en el 3.8; pero la posición arminiana puede encontrar apoyo en el 2.5 y el 3.20. Por otro lado, la idea de que Dios ha sellado a un grupo de personas y las ha hecho suyas, podría dar apoyo a la posición calvinista (9.4).

Después del análisis realizado, a modo de reflexión, planteo las siguientes preguntas:

1) ¿Es la concepción arminiana de la predestinación posicional (en Cristo) una postura totalmente contraria a la concepción calvinista? NO. ¿Por qué? Sencillamente porque la teología calvinista reconoce la centralidad de Cristo en el plan redentor. En otras palabras, ninguna persona que a la luz de la teología Reformada o calvinista se considere predestinada o escogida para la salvación, no se salvará si no es a través de Cristo.

2) ¿La persona es (se hace) predestinada porque acepta a Cristo? O ¿Acepta a Cristo porque es predestinada? La respuesta arminiana sostendrá que la persona que viene a Cristo se hace predestinada, pero en realidad esta interpretación más bien niega la predestinación en la forma que la concepción calvinista la ha explicado. ¿Por qué? Pues en dicho caso no es Dios quien escoge a la persona, sino la persona quien escoge a Dios. Por otro lado, es preciso decir que tal idea tampoco concuerda con lo que vemos en el cuarto evangelio. En cambio, la respuesta calvinista es que si una persona viene a Cristo, es porque es elegida o por lo menos, muy probablemente. Esta postura concuerda más con lo que vemos en el cuarto evangelio.

3) El énfasis arminiano en la preocupación que debe mostrar por su salvación la persona creyente, ¿es una posición completamente contraría a la calvinista (Por ejemplo, Filipenses 2.12)? NO. ¿Por qué? Porque la postura calvinista reconoce el papel de la cooperación de la persona elegida en el proceso de santificación y de vivir a la altura de las demandas del compromiso que supone el pacto que tiene con Dios. Además, con relación precisamente a Filipenses 2.12, es interesante ver lo que dice el versículo 13: “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (2.13; compárese 2 Pedro 1.3-10).

Finalmente, confieso que estoy consciente de que tanto los calvinistas como los arminianos presumen de tener la postura soteriológica más bíblica; sin embargo, a pesar de reconocer que a la luz de la teología bíblica (la propiamente bíblica) existen evidencias que legitiman tanto la postura arminiana, como la postura calvinista, pienso que se actúa con honestidad intelectual cuando se reconoce que proporcionalmente la posición calvinista tiene un apoyo bíblico mayor.

De todos modos, creo que se impone que asumamos una posición lo más crítica posible, no sólo con los que asumen una postura diferente a la nuestra, sino también hacia lo interno de la corriente misma dentro de la cual nos encontramos situados.

Sinceramente y, en lo personal, creo que el calvinismo es más bíblico cuando reconoce el apoyo que hay en la Biblia para la posición arminiana. Y en la misma línea, creo también que el arminianismo es más bíblico cuando reconoce el apoyo que hay en la Biblia para la posición calvinista.

Este estudio ha sido un intento de poner a la Biblia en el centro de la discusión entre arminianos y calvinistas. También ha procurado este estudio el restarle cierta importancia y, relativizar un poco, en consecuencia, la teología sistemática e institucional de ambas partes.

No creo que sea prudente ni legítimo el que una teología sistemática que asume la Biblia como su alma y fuente principal, pretenda, sin embargo, lograr una especie de unidad y cohesión que la Biblia misma no exhibe, ni pretendió lograr jamás.

Si hemos de hacerle justicia a la historicidad y a los contextos propios de los distintos libros de la Biblia, pienso que tendremos que admitir y comprender ciertas realidades. Una o varias de ellas tienen que ver con la idea que nos hemos hecho del canon bíblico.

Al margen de lo que muchas personas piensan, lo cierto es que el canon bíblico no sólo nos proporciona cierta unidad y afinidad; también es el mejor testimonio de la diversidad y pluralidad de la fe judía y la cristiana desde sus orígenes mismos.

El problema para las dos teologías sistemáticas enfrentadas en esta discusión, surge precisamente, si el arminianismo, en un intento de ser lo más bíblico posible, reconoce el apoyo bíblico que tiene el calvinismo. ¿Por qué? Porque habrá de sentir que se relativiza como sistema, y ningún sistema teológico institucional y sistemático se muestra muy dispuesto a tal relativización. Ahora bien, para ser consistente, lo cierto es que esto mismo habrá que decir también del calvinismo respecto del arminianismo.

Ciertamente cada corriente o sistema teológico presume de que práctica la lectura correcta de la Biblia, y sutilmente se resiste a admitir que su lectura de la Biblia no es neutral. Tampoco se muestra dispuesto a reconocer que su lectura de la Biblia no es la única posible, y que probablemente no sea la mejor.

No permitamos, pues, que el calvinismo y el arminianismo (ni otro sistema teológico alguno) nos impongan sus lecturas excluyentes de la Biblia. Es inadmisible el que estas corrientes teológicas pretendan eliminar la diversidad del testimonio bíblico, testimonio que se resiste a ser presentado con una sistematización y cohesión que histórica y bíblicamente nunca tuvo.